Martín Antonio Guardado Mejía hacía todo lo posible por convencer a sus víctimas de que lo acompañaran hasta la exclusiva zona de Santa Elena, en Antiguo Cuscatlán. A algunas les decía que les tenía una oferta de empleo que no podrían rechazar, las engañaba y luego las hacía caminar hasta un predio baldío cerca de la tienda de mayoreo Pricemart, a unos cuantos metros de la Fiscalía General de la República.
Estando ahí, Guardado procedía a lo suyo. Con un cuchillo o una navaja en la mano, cambiaba el tono de voz y le decía a sus presas que era un pandillero del Barrio 18 dispuesto a matarla en ese mismo instante.
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Preocupadas, sus víctimas entregaban sus pertenencias y se disponían a colaborar con Guardado para que no las asesinara. Entonces el delincuente las violaba. Esto pasó al menos seis veces según lo logró comprobar este miércoles la ante un tribunal de Sentencia de San Salvador.
De acuerdo con la información fiscal, Guardado fue capturado en flagrancia el pasado 26 de agosto del 2015 cuando acababa de cometer su sexta violación.
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Según la relación de los hechos, el imputado utilizaba el mismo modus operandi para cometer los ilícitos; describe en las declaraciones de las víctimas, que el sujeto las interceptaba en diferentes zonas de Santa Tecla y San Salvador, las engañaba con falsas oportunidades de trabajo y cuando las hacía llegar les decía que era un peligroso pandillero y que tenía dos días de haber salido de la cárcel.
Sin embargo, esos días terminaron para Guardado, pues este miércoles fue condenado a pasar los próximos 94 años en la cárcel por haber sido hallado culpable de seis violaciones sexuales a diferentes víctimas.
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